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viernes, 23 de enero de 2015

SETI, EL EGIPCIO /// Capitulo 36


36     LEJOS EN NUBIA
Por Karlos Dearma.

Nubia. Atravesando el desierto. El Nilo ha quedado atrás y a nuestra derecha, pero desde aquí no es visible. El polvo de la marcha forma una gran nube que nos asfixia. El calor y las moscas nos abruman. 

El ejército avanza cansadamente hacia el sur: MENUNHOTEP marcha al frente, es ahí donde lo he enviado, lejos de mí. Solo por un tiempo, no podré evitarlo siempre. 

Tal vez sea un poco nostálgico de mi parte pero es en estos momentos cuando más extraño a mis amigos, AMUN y ANKH. No he conseguido aquí a nadie que reemplace su ausencia. TUTMOSIS ya no se parece al hombre  que conocí, aquel con el cual perseguía hermosas mujeres con un pellejo de vino en la mano, al que le gustaba bailar y cantar. El amigo feliz. 

El poder cambia a las personas. Lo observo y veo en él a alguien extraviado en pensamientos. Preocupaciones. Ahora soy general… aun le respeto pero ya no nos parecemos demasiado, no tengo ambiciones. Él sí.

Vamos a la guerra. Cumpliré con mi deber. Y regresare a Abydos. Quedan en mí aquellas palabras de ANKH. Tal vez abandone el ejército, y recorra los caminos del mundo. Quizás pueda encontrar por allí, en algún lugar, a mi amigo SESOSTRIS. Algún día les hablare de él.

Un jinete se nos acerca, apura a su camello lo más que puede. Voy hacia el frente de la columna para enterarme de las novedades. Es un explorador. Llego para ser testigo de las nuevas. MENUNHOTEP lo increpa:

-¿Qué ha sucedido con el resto de la tropa? ¿Por qué estás solo? ¡Habla!
-¡Dadle agua! –Intervengo para quitarle autoridad a MENUNHOTEP.

-Gracias señor, nos atacaron.-Le da un sorbo a la vasija.
-Mi jefe me envió a buscar ayuda pero creo que no será necesaria. Es demasiado tarde para ellos. Estaban rodeados. Escape solo gracias a los dioses, los nubios eran por lo menos un millar.
-Gracias a ti por avisarnos, descansa. Enviaremos un destacamento ya mismo.
-No quiero descansar, mi padre era también mi jefe, no quise desobedecerle y ahora desearía estar muerto; volveré a buscar su cuerpo y darle sepultura, y a los otros caídos. Eran mis amigos. Fueron demasiado valientes como para ser devorados por los buitres.
-Está bien. Nos vengaremos, te lo prometo. ¿Cómo te llamas?
-KHUFU.

Ordeno a los jinetes prepararse. PEPI se acerca y le informo.
-¿De qué se trata esto SETI? ¿Algo grave?
-Los nuestros han sido emboscados, solo el muchacho escapo. Saldré a buscar a los Meroítas.
-Hablare con TUTMOSIS, suerte amigo. Te seguiremos con el resto del ejército.

Montamos camellos y caballos. Partimos hacia el Sur, rápido. MENUNHOTEP y KHUFU cabalgan junto a mí. Sospecho que no deberemos perseguir a los responsables de esto. Nos estarán esperando. Peor para ellos, conocerán nuestra furia. Ordeno hacer marcha forzada. 

No pasa mucho tiempo hasta que divisamos una columna de buitres volando alto. Eso es extraño. No están acechando a su presa sino más bien expectantes. Los Meroítas aún están cerca.

-¡Alto egipcios! Preparaos para pelear. Subiremos por aquellas dunas.
-¡Arqueros listos, adelante, avanzad!

Nos precipitamos colina arriba, subimos sin importarnos lo que nos espera. Una nube de flechas nos recibe. Algunos caen de sus caballos pero arremetemos sin darles mucho tiempo para reaccionar. Corren delante de nosotros. Algunos se plantan delante para enfrentarnos, los aplastamos con nuestros caballos. La batalla se vuelve algo sangriento. 

Uno a uno derribo a todos los Meroítas que se me cruzan. Observo a mis egipcios, todos combaten bien. Si SEBIOMEKAR quiere vencernos deberá ponernos algo mejor enfrente. El combate va a terminar pronto. Veo a algunos Meroítas huir. La lucha es nuestra. La matanza es general. 

Debo ponerle fin a esto: Necesito unos prisioneros. Persigo a uno de ellos cuando una flecha me atraviesa el hombro. Caigo de mi caballo, rodando por la arena caliente. 

Atontado observo en dirección de mi agresor y lo veo: MENUNHOTEP con el arco en sus manos me ha disparado, el maldito intenta matarme, vuelve a cargar su arco. Intentará dispararme nuevamente.

Es entonces cuando una gran sombra me cubre. KHUFU, me protege con su escudo desviando el tiro y salvándome de otro golpe. Me habla pero no le escucho. Intento no caer en la inconciencia. Señalo a mi victimario. Les grita a mis soldados. Algunos de ellos me rodean y cubren. MENUNHOTEP ha perdido su oportunidad, desiste de otro intento  y escapa a caballo con un grupo de jinetes. 

Su plan de matarme ha fracasado. 

continuara ...

1 comentario:

  1. Bendito Khufu que estuvo allí como un ángel protector para salvar la vida del príncipe. Murshillis se enojará por ese fracaso.
    Saludos Carlos.

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