127 NEGOCIACIÓN EN JERICÓ
Por Karlos Dearma.
Una semana
después y estamos en Jericó. Esto está un poco más animado que Beersheva, los
mercenarios escitas controlan la ciudad y su jefe IRAH se ha erigido en una
especie de príncipe. La población local lo prefiere a él antes que a los
asirios; no es dificil de entender: la crueldad tiene sus contras y eso ha
facilitado las cosas a IRAH. Por lo que pude averiguar los jefes mercenarios
están aquí en alguna parte, pronto sabremos en dónde. ANKH, como siempre, me
saca de mis divagues:
-¡Eh,
Jefecito AMUN!
-¡Deja de
hablar como MONGO! ¿Qué quieres, ANKH?
-Creo que se
en dónde encontrar a los jefes.
-¡Hubieras
empezado por ahí! Vamos.
Envío a
MONGO (el verdadero) por algunas provisiones, lo veremos más tarde. ANKH me
acompañara como siempre, de mala gana lo que es normal en él. Atravesamos la
ciudad a caballo, nos cruzamos con grupos de soldados a sueldo cada tanto pero
todo está controlado y tranquilo: No hay desbordes como en Beersheva. ANKH me
señala una gran casa con mucha custodia. Vamos directo a su entrada y decido
anunciarme en la puerta, los guardias me miran extrañados. Uno de ellos se
pierde. Algunos minutos después una muchacha de largos cabellos rubios, y muy
hermosa por cierto, se hace presente. Nos observa con aire burlón y suficiencia
de guerrero, nos increpa:
-¿Con que
sirvientes del faraón? ¿Qué hacéis por aquí?
-Mi nombre
es AMUN de Tanis, mi compañero es ANKH el nubio. Me enviaron a hablar con IRAH.
¿Quién eres?
-Soy ONA,
hija de IRAH. Me envió a hablar con ustedes: Espero me cuenten que vienen a
hacer por aquí.
-Supongo que
vinimos a hablar con tu padre y no contigo. Será mejor que dejes de comportarte
como una niña metida y me lleves con él.
-¿Con que
“niña metida”? Ustedes los egipcios son unos engreídos, os creéis muy
superiores ¿No?
-No tengo
tiempo para perder dándote unas nalgadas. Creo que no aprendiste modales, llama
a tu padre o te los enseñarè.
-Ja ja ja.
Un inmenso
soldado de aspecto norteño hace su aparición, largando una risotada inolvidable;
la espesa barba rubia casi le llega a la cintura. Todos se dan vuelta a
observarle, parece un dios. Su mano se apoya en la espada y nos observa
sonriente. Un grupo de personas armadas le acompaña, creo reconocer a algunos
de ellos:
-Deja en paz
al muchacho hija. ¿Con què eres AMUN de Tanis?
-Si, debo
suponer que tú eres IRAH.
-Exacto.
Debe ser importante que estés tú aquí, si es que faraòn prescinde de uno de sus
mejores comandantes.
-Gracias: Me
halagas. Y lo es. Vengo a hacerte una oferta de parte de mi principe. A ti y a
los tuyos.
128 EL PACTO
Por Karlos Dearma.
IRAH me
recibe de manera amigable. Nos junta en una mesa con los otros jefes. Somos el
centro de atención de todas las miradas, nos observamos con mi amigo, ANKH: Las
cosas parecen ir bien. IRAH toma la palabra:
-Dime, AMUN:
¿Qué es lo que necesita tu príncipe?
-Soldados
dispuestos a luchar, hay bastante Oro para repartir. Quisiera saber si les
interesa.
-Has
conseguido toda nuestra atención, explícate.-Es ARNE, jefe de los hombres del
norte, que interviene, sonriente, nos conocemos: Él es uno de los que me entregò
a SALMANASAR.
-Mi Rey ha
sido derrotado en Nubia. La Reina NAGA avanza hacia el delta. Sabemos que ha
ocupado Tebas con un ejército de 100 mil guerreros. Conoce como comandarles y
son buenos luchadores. Es por eso que les necesitamos.
-Creo que la
situación de Egipto es delicada y no somos suicidas; no tengo miedo de NAGA
pero: ¿Cómo sabremos si tu faraón cumplirá con nosotros?-El desconfiado es
DUMUZI, guerrero de Mari, nos hemos enfrentado con él en Saq.
-Tenemos Oro
para pagarte. A mi modo de ver las cosas tal vez no tengáis mejor opción. Los
asirios volverán y tengo entendido de que son guerreros bastante rencorosos y crueles. Mi príncipe los necesita y ustedes
a él: ¿Qué mejor para vosotros que una alianza con Egipto?
El silencio
gana espacio en la sala. Los jefes se observan entre sí, callados. Todas las
condiciones están dadas para que lleguemos a un acuerdo. Creo que para ellos
era más que evidente el motivo de mi visita. Hasta creo que ya tenían decidido
que partido tomar. DUMUZI vuelve a intervenir:
-Entonces
las cosas cambiaran un tanto a partir de ahora. Seremos aliados.
-Falta algo
que deberá formar parte del trato: Si aceptan seré su comandante desde ahora en
adelante.
-¿Tú,
nuestro jefe? Eso me resulta de lo más extraño. Dime algo que deseo saber,
AMUN: ¿Por qué no está aquí SETI de Abydos?
DUMUZI me
sorprende con su pregunta. Es una de las que yo mismo me hago a menudo, a pesar
de que conozco bien la respuesta:
-Esa es una
larga historia.
-Tenemos
todo el tiempo para ti y tu historia, me interesa saberlo. Soy todo oído.
continuará ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario