133 SILOE (SILOE)
Por Karlos Dearma.
La cárcel de
EA-TESHUB: El lugar más horroroso de Oriente. Creo que podría agregar mucho más
pero no lo haré. En las últimas semanas me han mantenido amarrada o encadenada
a una pared, desatándome durante los interrogatorios, para luego golpearme y
volverme a encadenar. No les he dicho nada, y no les diré. Tal vez me maten. No
es que tenga miedo de morir, solo me molesta no poder vengar a mi padre.
Su recuerdo
vuelve a mí de manera recurrente, como el Sol todas las mañanas, como el
apetito de los hambrientos campesinos de mi pueblo, Alepo.
La ciudad se ha
poblado de vagabundos mendigando algo, lo que sea, lo que sirva para paliar sus
miserias. ¡Si mi padre viviera para ver esto!, la pena lo abatiría. Pero no, no
voy a engañarme, él no era así, él pelearía. Estoy segura de ello, como que mi
nombre es SILOE.
¡Maldigo el
momento en que fui capturada! ¡¿Como pude ser tan tonta?! Pero, ¡Basta! es
inútil debatirme en malos pensamientos. Mejor guardar mis energías. Mientras el
anonimato me cubra quizás dure más tiempo con vida, soy lo único que tienen de
los rebeldes. Nadie en la ciudad me conoce, pues era muy niña cuando me sacaron
de aquí. Le debo la vida a un egipcio amigo de mi padre: SESOSTRIS.
Las ganas de
rebelarse contra EA-TESHUB estaban presentes entre mi gente, solo tuve que
mezclarme entre ellos. Y fue SESOSTRIS quien nos unió y organizo. Fue él quien
transformo a un puñado de campesinos acobardados y hambrientos en un ejército:
Mi pueblo le debe mucho, o todo. Juntos lideramos la rebelión de Alepo. Solo él
sabe la verdad acerca de mi, y quién soy. ¿Vendrán en mi búsqueda ahora que soy
prisionera?
Es lo que
más deseo. Pero tal vez sea una imprudencia. Tal vez lo mejor sea que mi pueblo
no sepa quién soy. Temo que ellos piensen que solo me interesa tomar las
riendas del poder y nada está más lejos de la verdad que eso. ¡Quiero verles
libres! Sería mejor que no se arriesguen por mí.
Los guardias
pasan junto a mi jaula. Me observan con una mezcla de odio y compasión: Matamos
a muchos de los suyos. Pero, secretamente, uno de ellos me ha estado
alimentando con raciones extra. El joven guerrero, llamado MUWATALLIS, es un
hitita al servicio de nuestro opresor. ¿Qué es lo que busca ayudándome? Aun no
confío en él. ¿Por qué debería? No le he dicho mi nombre y no se lo diré. Me habla, pero no le contesto.
Trato de
conservar las fuerzas, alimentándome con lo que me trae. El Heteo parece
diferente a los otros, pero mejor no confiar en lo que puede ser una trampa.
Sus compañeros
no se cansan de hablar de él, les escuche: Sé que venció a mi capturador,
ZIGGUR, humillándolo. Si es cierto (y creo que lo es) me simpatiza. Pero no
puedo dejarme caer en una celada.
¡Tengo que sobrevivir! Por mi padre, por mi
pueblo… y por mí.
Soy la hija
de UTNAPISHTIM y no puedo caer.
continuará ...
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