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jueves, 21 de abril de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 138


138   CON UNA AYUDITA DE SHABAKA (AMENHOTEP)
Por Karlos Dearma.

Sentado sobre mis pertenencias espero el regreso de SHABAKA. Desde la orilla tengo una vista excepcional del Nilo y sus aguas azules. Algunas barcas hacen maniobras cerca, unos pescadores ofrecen sus mercancías desde la cubierta de otra, unos compradores hacen sus ofertas. Veo alejarse a una de ellas en dirección al norte. Quisiera estar a bordo.

Tal vez pronto logre subirme a una e iniciar el largo viaje del reencuentro con mi familia.

¡Qué tiempos tan desdichados para Egipto! ¿Lograremos salvar algo? Una pregunta para la cual no tengo respuesta. No creo que un cobarde como yo sirva de mucho. Es tiempo de guerreros y valientes. 

¿En dónde estará mi amigo, SETI? Quizás lejos. Demasiado lejos para los aciagos momentos que nos toca vivir.

Distraído con aquellos pensamientos, me permití bajar la guardia. La luz del Sol es eclipsada por alguien que me hace sombra. Una voz de tono áspero me increpa:

-¡AMENHOTEP, al fin te alcance! Creí que te escabullirías como una rata con la peste, pero al fin te tengo.

Reconozco la voz, pero el miedo, que me paraliza, y el resplandor solar, que me deslumbra, me impiden darle un nombre. Solo atisbo una amenazante figura negra con una espada en la mano, parece sonreír.

Gira alrededor mío y al fin le distingo. ¡Es MENUNHOTEP, el traidor! 

Más allá, una mujer, envuelta en una túnica que oculta su condición de guerrera, me observa. Es ORYX, una de las hermanas de la reina NAGA. 

¿Cómo lograron llegar hasta aquí? Tal vez fui traicionado por el leproso. No importa. Me tienen. Estoy más que perdido.

Me levanto temblando, sosteniendo entre mis brazos la jaula de mimbre en donde Maw maúlla con aire de desaprobación. Oigo unas campanillas, que inmediatamente reconozco como las de SHABAKA. Lo que sucede luego ocurre tan rápido que no tengo tiempo para sorprenderme.

MENUNHOTEP es golpeado en la cabeza por el largo bastón del leproso, cayendo en el piso desmayado por el impacto. 

ORYX arroja la túnica y saca su espada, avanzando con decisión hacia SHABAKA. Grito y, sin poder articular palabra, levanto el brazo señalando con el dedo en dirección de la guerrera NAGA. ORYX se mueve rápido pero no es suficiente: SHABAKA se anticipa y le atiza un revés con el palo; la joven da por tierra sin sentido.

Demasiado asustado como para decir o hacer algo, mi amigo, el leproso, me saca de la inconsciencia.

-Me voy al norte, AMENHOTEP. ¿Vienes?

Mi gato Maw y yo no ofrecemos reparos. ¿Qué otra cosa podían esperar de un simple escriba?

continuará ... 


jueves, 14 de abril de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 137


137   UN LEPROSO Y LA BUENA FORTUNA DE AMENHOTEP (AMENHOTEP)
Por Karlos Dearma.

El camino al norte es largo, y no está exento de peligros. Siento como si el ejército de la reina NAGA viniera pisándome los talones. 

Tal vez sea solo un presentimiento, tal vez una ilusión, o más posiblemente una certeza: No sería extraño que haya enviado a sus cazadoras por mi cabeza. El destino esta echado. Solo los dioses saben lo que me depara el futuro. No voy a hacerme el valiente ahora: Tengo miedo. ¿Qué esperaban? Soy solo un escriba.

He logrado alcanzar Abydos, tierras amigas. Sí, pero puedo darme cuenta cuando la fortuna esta de mi lado. Todavía es territorio Egipcio ¿Por cuánto tiempo más? Nadie lo sabe. Debo encontrar una barca que me lleve al delta, y rápido.  

Sigo a los trabajadores en dirección al puerto,  tratando de mimetizarme entre ellos, como un insecto en un jardín. El ambiente está cargado de tensión, como aquella calma que precede a un vendaval del desierto, o a los grandes acontecimientos. Todos se mueven con apuro, veo desconfianza y temor en sus caras. NAGA estará muy pronto por aquí y no quiero estar presente para recibirla, nadie quiere.

Voy trajinando una calleja en dirección hacia el Nilo. Mi andar es agitado como el de una presa que intuye a sus perseguidores. Doy vuelta una esquina y colisiono con un hombre:

Ambos terminamos por el piso. Los ocasionales transeúntes me miran horrorizados y escapan.  Atontado por el momento, intento incorporarme y discernir esa actitud. Busco con la vista a mi interceptor y lo encuentro mirándome, sonriente. Caigo en la estupefacción. ¡Es un leproso!

Pero aquella sonrisa me relaja. También el recuerdo de mi querido primo ASEP, muerto por la enfermedad. No le temo a este extraño, aunque algo parecido a la pena corre por mi cuerpo. Me levanto y acongojado pido disculpas: Estoy seguro de ser el responsable.

-Mi nombre es SHABAKA, no te disculpes. Nadie más por aquí lo haría.

-No entiendo por qué. Ante todo lo primero es el respeto. Mi nombre es AMENHOTEP.

-Se quién eres... Y Lo digo por mi condición de leproso. No hay muchos por aquí dispuestos a detenerse a pedir disculpas.-Algo parecido a la inquietud recorre mi espalda. Ese hombre me reconoce. Tal vez esté en peligro.-

-¿Sabías mi nombre?

-Sí, escriba. Visitabas a un amigo en nuestro refugio. Tu primo. Esperábamos con ansiedad tus viandas y regalos. Nos ayudaron a todos allí. Recuerdo muy bien tu cara.

-Siento no recordarte.

-Deja ya de pedir disculpas, AMENHOTEP. Estoy agradecido contigo. Estas lejos de la corte. ¿Acaso huyes de alguien?

La pregunta del leproso me sorprende. No es difícil adivinar la situación por la que paso. Cualquiera que me conociera y fuera lo suficientemente avispado lo haría. Y SHABAKA es uno de ellos. Quedo en silencio y mi interlocutor parece entender la dificultad de mi momento.

-¿Acaso necesitas ayuda? -Y, como si fuera un embalse repleto de agua y a punto de rebalsar, acobardado como un niño que ha sido descubierto en su travesura, largo todo el rollo a borbotones.

-Voy al norte. Debo huir. ¿Puedes ayudarme?-Sin vacilar, SHABAKA hace un ademán serio, indicándome que le siga.

-Vamos al muelle. Conozco a alguien que puede.-El leproso camina delante con andar firme, haciendo sonar unas campanillas y agitando un bastón largo para abrirnos el paso. Levanto mis pertenencias y me alzo con el canasto en donde mi gato Maw viaja más que enojado, gruñendo como un león. Los cobardes transeúntes nos abren un camino y por esa senda nos deslizamos ligero.  

¡AMENHOTEP, hoy tal vez sea tu día de suerte!

continuará ...


viernes, 8 de abril de 2016

SETI, EL EGIPCIO /// CAPITULO 136



136  SETI, EN EL CAMINO DE ALEPO (SETI)
Por Karlos Dearma. 

El camino hacia Alepo nos llevará tres días. Conduciremos dos caravanas hasta los confines de Ebla. Una cargada de todo tipo de mercancías, la otra con armas. La primera será el sebo con el cual pensamos distraer a los soldados de EA-TESHUB. La segunda debería entrar de incógnito en las tierras sometidas a su dominio. 

IB está más que comprometido con la rebelión. He recibido de su parte todos los detalles posibles del viaje, ahora que sabe lo interesado que estoy en participar de la empresa.

JEZEBEL nos ayudara con una escolta y algunos de sus hombres. Estos días juntos han sido tan buenos como los mejores que recordaba de veinte años atrás. La extrañaré. Ahora vamos en camino de conocer a los mercenarios que marcharan con nosotros. Hititas. No confío en los hititas. He combatido contra ellos y sé que son valientes pero no puedo evitar pensar en que fueron mis enemigos.

Un tal LIUMA los lidera. Hasta hace poco combatió junto con los asirios como parte del ejército de  SALMANASAR. Cambio de bando justo en el momento oportuno.  Le hablo a JEZEBEL de ello.

-¿Qué tan confiables pueden ser estos heteos?

-Tanto como el Oro que recibirán.

-Eso no me conforma. No me gusta nada de esto. Hasta hace un suspiro combatieron para los amigos de SALMANASAR. Entraron en Egipto matando a inocentes de los míos.

-Y tengo conciencia de ello. Sé lo difícil que puede ser esto para ti. Eres un hombre que no tiene un precio, te conozco lo suficiente. Ahora son nuestros aliados y los exterminare yo misma si es que no cumplen con su palabra. Lo saben muy bien.

Recuerdo con dolor a mi amigo UTNAPISHTIM. Fue una de las víctimas de esta clase de hombres y voy camino de vengarlo con la ayuda de los de su clase. Quizás no sea la mejor opción que tengo. Tal vez no les guste que yo sea su nuevo jefe.

Nos detenemos en una especie de posta. La escolta le da de beber a nuestras monturas. JEZEBEL me señala un bosquecillo. Detrás, entre algunas caballerizas improvisadas se alzan algunas tiendas. Varios centenares de hombres están en preparativos. Basura de Hatti. Nos adelantamos con la reina y KHUFU, que nos hace de compañía.

De entre esa masa silenciosa que nos observa sale un hombre cubierto de cicatrices. Es LIUMA. Su aspecto es similar a todos los de su raza. Alto y de tez blanca, nariz aguileña, largos cabellos negros trenzados hacia atrás. Debe de tener unos cuarenta años y se nota que es un soldado curtido. Me observa con rostro serio, como si no le gustara lo que ve, lo que soy: Un egipcio.

Nos acercamos lentamente sin bajar de nuestros caballos.

-Mis respetos, Reina. Me alegra verte y eres bienvenida. ¿A qué se debe tu visita?

-Saludos, LIUMA. Tengo que presentarte a un amigo. Sera mi interlocutor desde ahora, y tu nuevo jefe.

continuará ... 



viernes, 1 de abril de 2016

AMARTIZAJE (CUENTO)


Amartizaje
Por Karlos Dearma.

El Kosmo 4 orbitaba pesadamente la luna. En su interior, un único y atribulado tripulante intentaba terminar con las necesarias reparaciones. La Tierra era ya un planeta inhabitable: Una lluvia de meteoritos había acabado con la civilización. Aquello era un hecho y Federico Vallejos, el solitario cosmonauta, trataba de asimilarlo. Por lo menos no estaba solo, pensó.

Un poco más allá, el resto de la flota estelar, compuesta por unas cincuenta naves, albergaba lo que quedaba de la especie humana. Vallejos se detuvo un momento frente a una escotilla para observarla. Abrumado por esa visión no se dejo abatir. Tenía orden de terminar con las reparaciones a la brevedad. Así se lo había dictado su jefe, el coronel Nielsen. ¿Para qué? Aun no lo sabía, pero era mejor obedecer las órdenes del cabronazi malhecho ese.

La respuesta no se haría esperar. La computadora le notifico que la nave insignia intentaba comunicarse con él. Se dirigió hasta la consola para responder.

-Aquí Kosmo 4, Vallejos se reporta.

-Le habla Nielsen. ¿Termino ya con los arreglos?

-Estoy en eso. Necesito dos días más y lo tendré.

-Ok. No esta tan mal para un inútil como usted. Escúcheme. Ni bien termine con todo fije un curso hacia Marte. Necesitamos saber si es viable una colonia allí. Ha sido elegido para averiguarlo. ¿Me copia?

La noticia lo golpeo. Al principio no pudo articular palabra. Se daba cuenta de la importancia de aquella orden. Desde el otro lado, Nielsen le hizo volver a la realidad con sus acostumbradas y vulgares demostraciones de poder.

-¡Vallejos, idiota! ¿Escucho?

-Eh, este, ¡Sí! Disculpe. Tengo  preguntas. Mi nave no es muy apropiada para un amartizaje. Podría hacerme pedazos al bajar. ¿No ha sido evaluado esto por ustedes?

-Oh, claro que sí. Lo que dice es perfectamente posible. Por eso lo elegimos. O es el primer humano en aterrizar en Marte con vida, o es el primero en estrellarse contra la superficie. En ambos casos sería un gran honor para usted. ¿Acaso no lo cree? No se olvide de algo más: ¡Es una orden y lo haré pedazos si no me obedece!

Hecha esta aclaración, Nielsen cortó. Vallejos lo medito por última vez: ¿Qué podía hacer un cobarde como él, más que obedecer? Carne de cañón: Entro a la cámara criogénica y durmió el sueño espacial del que lo despertaría su computadora unos meses después, en la órbita marciana. 

Le tomo un día mas reponerse de los efectos del vuelo pero cuando se sintió mejor se decidió a realizar el descenso. La maniobra era difícil pero todo salió bien. Era el primer humano en bajar al planeta rojo. La nave se poso de forma brusca sobre la superficie pero lo había logrado. Hubiera deseado descorchar una botella de champan, pero no tenia y estaba solo, o eso pensó.

Observo el paisaje que se extendía ante él. El sitio elegido era el interior de un profundo  cráter en donde esperaba encontrar refugio seguro. En lugar de ello pudo ver algo que se movía allí afuera. Un sentimiento de indescriptible terror lo invadió. El humanoide de casi dos metros de altura caminaba hacia la nave, embutido dentro de una escafandra. ¿Eran acaso así los marcianos? El ser se detuvo frente al ventanal. Vallejos asustado, exclamó:

-¡¿Es usted, Nielsen?!

-¡Vallejos, retrasado! ¿Quién mas creyó que podía ser? ¿Ziggy Stardust?

Era el imbécil del coronel pero: ¿Qué había sucedido?
Por un error en la carga de las coordenadas del viaje, la flota se adelanto y había llegado antes. Al pobre Vallejos la gloria de ser primero se le escapaba de las manos. 


Este relato participo del concurso "El Marciano" organizado por "El Circulo de escritores". Es la continuación de otro llamado "El último hombre". Debo agradecer la tan oportuna publicacion de uno de mis historietistas favoritos: Tute, que use para ilustrarlo. También incluye un pequeño homenaje a uno de mis rockeros más queridos: David Bowie. A ambos les dedico esta historia. Espero lo disfruten.